"Es la música que hay en nuestra conciencia, el baile que hay en nuestro espíritu,
lo que no quiere armonizar con ninguna letanía puritana, con ningún sermón moral..."
(Nietzsche: Más allá del bien y del mal, 216)


Infierno

por Anton Long


Voy a ser claro: el Satanismo ha sido secuestrado. Por posers, por pseudointelectuales y por cobardes a los que les atrae el glamour y el peligro que se asocian a este tema en la mentalidad pública, pero que no tienen las agallas para llevar a cabo actos siniestros.

Estos autoproclamados "satanistas" de nuestros días son en realidad escoria nazarena disfrazada – gusanos vestidos con piel muerta de serpiente. Parlotean sobre la "moralidad", se dan bombo con títulos y hacen posturitas verbales e intelectuales. Piensan que ser satánico supone llamarte a ti mismo satanista y vestirte como Drácula, Mefistófeles o una vampiresa.

La verdad es que estoy harto de estos impostores. Los que se excitan representando un personaje pero nunca hacen nada realmente malvado, nunca llegan al extremo, nunca se mantienen de pie en el borde –o saltan a la oscuridad– del abismo del Infierno. Nunca han experimentado los límites de sí mismos en el amor, en la lucha, en el vivir – ¡y estos mediocres intentan por todos los medios impresionar a los demás!

¿En qué consiste entonces el Satanismo real? En primer lugar tiene que ver con la rebelión contra el conformismo del presente. Y me refiero a un rebelde real, a un verdadero fuera de la ley – alguien que destaca, que tiene carisma, alguien cuya sola presencia hace que los otros se sientan incómodos (y no tiene que llevar ninguna estúpida indumentaria para ello). En segundo lugar: prueba algo para ver si puedes con ello. Si no: mal intento, fallaste. Hay tantas otras cosas... Si tuviste éxito, prueba de nuevo, hasta que conozcas tus límites. Elige una buena causa, o una mala, o ninguna causa, y vive realmente, embriagándote de vida, peligro, logros. No descanses y nunca tengas miedo de enfrentarte a la posibilidad de la muerte. Pero en todo lo que hagas mantén el honor – para ti mismo. Lleva este honor contigo a todos lados, como tu arma oculta favorita.  

En tercer lugar, aprende de tu experiencia – del mismo modo como habrías aprendido de una "mala" mujer (u hombre) en tu juventud cuando el sexo era todavía algo misterioso. Un satanista real no hace magia a menudo – él mismo es magia por la misma naturaleza de su existencia dinámica y plena. Es la experiencia la que enseña, la que te permite aprender – no puedes aprender Satanismo de los libros (aunque algunos te puedan indicar cómo empezar). No puedes aprenderlo de "maestros", y todo esto no tiene nada que ver con plácidas charlitas con "amigos" u otra gente. El que acepta un "maestro" y se arrastra ante él –por muy leve que sea este arrastrarse– no es un satanista, sólo un idiota que apesta. Aceptar alguna "autoridad" es un signo de que eres débil: un signo de que necesitas muletas emocionales: un signo de que eres un pelele.

Así que poneos en marcha y haced que Satán se sienta orgulloso de vosotros. Aprended a hacer el mal.

¿Qué es el mal? Hacer el mal significa romper cualquier restricción o límite sobre la vida — y aceptar las consecuencias de las propias acciones. Así que hazlo: descubre y destruye las cadenas que mantienen a la mayoría en la esclavitud, y nunca te inclines ante nadie ni por nada: golpea tú primero, o muere antes que someterte. De esta forma aprenderás a vivir – y a reírte de los débiles. 

Por supuesto que esto es peligroso — ¡para los otros y para ti mismo! El Satanismo nunca fue fácil – o para cobardes.

¡Nos vemos en el Infierno!



© Anton Long - Orden de los Nueve Ángulos

© de la traducción española Miguel AlgOl

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