"Es la música que hay en nuestra conciencia, el baile que hay en nuestro espíritu,
lo que no quiere armonizar con ninguna letanía puritana, con ningún sermón moral..."
(Nietzsche: Más allá del bien y del mal, 216)


Una nueva etimología para el nombre Satán





El nombre Satán viene del latín medieval Satāna. Debe señalarse la curiosa particularidad de que Satāna es un nombre femenino en latín. Aunque esto no implica necesariamente que Satán haya sido entendido como un ente femenino en las primeras iglesias cristianas: algunos nombres femeninos aparecían unidos a tareas masculinas en la antigua Roma (por ejemplo nauta "marino"). Pero la lucha entre Dios y Satán tal vez fue concebida por los primeros autores cristianos como un enfrentamiento antagónico entre lo masculino y lo femenino.

La variante Satanás procede de la versión griega del mismo nombre (Σατανάς).

Satāna viene, a través de las traducciones latinas de la Biblia, de una raíz semítica, presente en arameo (Šat-an), en hebreo (שטן Sat-an), o en árabe (شيطان Šayṭ-ān). Esta raíz común es š-w-t. La terminación -ān es un sufijo semítico que se aplica a los seres animados o personificados (como en árabe sulṭ-ān, raħm-ān, etc.).

Esta raíz semítica parece estar emparentada con el nombre egipcio Set (en egipcio antiguo Sūt). El egipcio y las lenguas semíticas forman parte de una misma macrofamilia de lenguas conocida como "afroasiática" o "camitosemítica", por lo que un buen número de raíces semíticas (arameas, árabes, hebreas, fenicias, asirias, etc.) tienen un equivalente directo en antiguo egipcio y en otras lenguas de África (bereberes, chadianas, etc.).



Digamos de entrada que la simplista afirmación de que "Satán es un invento cristiano" es falsa por dos razones evidentes:

— Las referencias a Satán no sólo aparecen en el llamado Nuevo Testamento, la parte de la Biblia redactada por los cristianos, sino también en los libros conocidos como Antiguo Testamento, escritos con anterioridad al surgimiento del Cristianismo.

— El nombre Satán tiene una etimología que se remonta a los orígenes de las lenguas semíticas, antes de la aparición del hebreo o el arameo como lenguas independientes, y por lo tanto anterior incluso a los textos bíblicos más antiguos.

Kenneth Grant [1] propone para la raíz Set-Satán una etimología relacionada con la raíz árabe ṣ-w-d "negro". Aunque esto pueda ser desde luego muy atrayente desde una estética "dark", es totalmente erróneo desde el punto de vista lingüístico. Hay que decir que las etimologías que tan frecuentemente 'descubre' Grant en sus escritos, y que le sirven en muchas ocasiones de piedras angulares para sus argumentaciones mágicas, son en general completamente peregrinas y sin fundamento alguno. Uno confía en que las incursiones de Grant en la magia hayan sido más serias que sus incursiones en la lingüística.

Las raíces árabes para "negro" (ˀaṣwad: ṣ-w-d) y Satán (Šayṭān: š-w-ṭ) son absolutamente independientes. Comparten en realidad una sola consonante (-w-), porque las iniciales /ṣ-/ y /š-/, pese a su aparente semejanza en la transcripción fonética en caracteres latinos, son consonantes totalmente distintas en esta lengua: /ṣ/ es una S "glotal" o "faringal", un sonido desconocido en castellano, mientras que /š/ es el signo para la fricativa que se puede encontrar en el grupo "sh" inglés (en "shock"). Las consonantes finales /-d/ y /-ṭ/ también son claramente distintas. Digamos que creer que en árabe Šayṭān viene de "negro" sería tan absurdo como considerar que en español "tuya" tiene algo que ver con "trucha".

Desde un punto de vista histórico-cultural, unir la figura del Set egipcio al color negro carece también de cualquier fundamento. En el antiguo Egipto Set aparece vinculado en realidad al color rojo, que es también el color de sus dominios naturales: el desierto ("desierto" en antiguo egipcio es literalmente "la tierra roja") [2].

Según el egiptólogo H. Te Velde, autor del estudio más completo hasta el momento sobre la figura de Set [3], el nombre Sūt se asociaba por parte de los antiguos egipcios a la idea de "confusión" o de "desorden". Pero esta asociación, sostiene Te Velde, procedía de las propias creencias religiosas de los egipcios, era una etimología inventada que encajaba perfectamente dentro de su cosmovisión.

En un sistema de escritura como el del antiguo Egipto es importante estudiar el lugar de aparición de los signos para llegar a dilucidar su significado. Así se observa que el signo jeroglífico del "animal setiánico", además de representar a Set en sí mismo, acompaña a palabras con determinadas connotaciones semánticas. Los egiptólogos hablan de "determinativos" para estos signos que siguen a otras palabras y concretan su significado. En el caso de Set, escribe Te Velde: "El [signo del] animal setiánico funciona como un determinativo para palabras que indican conceptos que divergen del orden normal de las cosas —orden que para la mentalidad egipcia es dado y guardado por los dioses— y que conllevan un sentido negativo."

¿Es posible rastrear el origen de esta palabra en otras lenguas afroasiásticas? Observemos el término árabe Šayṭ-ān. Se ha señalado antes que -ān es un sufijo gramatical, una terminación añadida que no pertenece a la raíz de la palabra. Este sufijo puede ser traducido como "el que hace", "el que tiene", "el que da", y se aplica sólo a seres animados o personificables. Así raħm-ān se traduce por "el clemente, el que tiene (da) clemencia", porque la raíz raħm se traduce por "clemencia".

Yendo por pasos, pues, Šayṭ-ān es, literalmente, "el que tiene (da, etc.) šayṭ". ¿Pero qué significa en árabe šayṭ? La palabra šayṭ parece estar vinculada a šyṭ "quemarse", šayyaṭ "quemar, consumir en el fuego", šwṭ "encenderse (la ira)". Todas estas palabras árabes están relacionadas con términos similares en otras lenguas semíticas: arameo siríaco sāṭ'ê "inflamado", socotrí šiyaṭ "fuego", mehrí šīwōṭ "fuego". Estos términos procederían, para los lingüistas Militarev y Stolbova, de una antigua raíz semítica šiwāṭ "fuego" [4]. Así pues Šayṭ-ān es "el que tiene, el que da el fuego", en una evocación claramente prometeica. Esto encajaría desde luego mejor con el rojo como color simbólico asociado al Set egipcio. Conectaría también con la idea del infierno como "lugar de fuego". En el Corán, Iblis, otro nombre para Šayṭ-ān, surge de un "fuego sin humo".


Referencias

[1] K. Grant: The Magical Revival.
[2] M. AlgOl: "Introducción a Set", en Materia Obscura.
[3] H. Te Velde: Seth, God of Confusion.
[4] A. Militarev y O. Stolbova: Afroasiatic Etymological Database.



© Miguel AlgOl

1 comentario:

Loveonmars dijo...

Gracias por toda la informacion que das en este espacio. Aclaras muchas dudas al respecto. Saber los origenes de las palabras, si es algo magico y super necesario. Comprobar esos origenes nos orientan hacia un camino mas fiable. Muchas gracias.