"Es la música que hay en nuestra conciencia, el baile que hay en nuestro espíritu,
lo que no quiere armonizar con ninguna letanía puritana, con ningún sermón moral..."
(Nietzsche: Más allá del bien y del mal, 216)


Las tres destrezas esenciales para la Magia

por Benjamin Rowe




Toda magia efectiva se sostiene sobre tres piernas: imaginación, emoción y sentimiento. El resto de cosas –todas las palabras y los gestos, los accesorios y vestimentas, los elaborados círculos y el mobiliario– sirven sólo para reforzar y focalizar estas tres capacidades. Si falta alguna de ellas, el trabajo probablemente fallará. Una vez que uno adquiere la habilidad de usar las tres, puede prescindir prácticamente de todas las otras cosas que se afirma en ocasiones que son esenciales para la práctica.


De las tres, la emoción es el poder que dirige todo el evento. Emoción desde las entrañas y desde el corazón. Iré incluso más lejos: no es sólo emoción, sino pasión, el poder que está tras la magia. Pasión en el sentido de un deseo intenso de conectarse con aquello que se busca invocar. Un deseo que no pone restricciones ni límites a esa conexión, pero que está tan focalizado que nada excepto aquello que se busca queda incluido en su campo. Y pasión en el sentido de un entusiasmo ilimitado por los actos con los que se busca crear la conexión. Realmente este es el caso ideal, pero cuanto más se acerque uno a él, incluso por algunos pocos momentos, más probabilidades de éxito tendrá su trabajo.

Esta pasión-por-la-conexión es lo que crea el vínculo mágico entre el mago y aquello que está invocando; y si el vínculo ya existe, lo amplía y refuerza. La emoción crea literalmente un canal o cordón umbilical entre ellos, a través del cual la energía y el conocimiento pueden fluir en ambas direcciones. Cuanto más fuerte sea la emoción, más fuerte se volverá el vínculo. Cuanto más fuerte se vuelva el vínculo, menos energía se perderá en pensamientos casuales y distracciones. Por ello un foco totalmente polarizado es lo más deseable.

Y de manera inversa, las restricciones que el mago imponga a la conexión se convertirán en constricciones para el vínculo, reduciendo el flujo potencial de poder a través de él. Si un mago insiste en que una fuerza o un ser espirituales se manifieste de una determinada manera, menos probabilidades hay de que aparezca, o la manifestación será más débil. Pero si su deseo de conexión es incondicional, es más probable que se produzca una respuesta, y que sea más poderosa cuando llegue. De modo similar, si un mago que hace un ritual para conseguir dinero desea que el dinero aparezca en forma de un cheque de banco, es menos probable que lo consiga que si está dispuesto a aceptarlo en cualquier forma.

En su forma más elevada, esta pasión incondicional es casi indistinguible de lo que se ha dado en llamar el "Amor Divino", que es lo más que uno puede acercarse (dentro de los mundos de manifestación) al estado trascendental del aspecto Maternal de la divinidad. La pasión-por-la-conexión se transforma en un estado de pura relación, de puro Amor, en el que todas las distinciones se borran; tanto la naturaleza del mago como la naturaleza del ser invocado desaparecen, completamente perdidas en el vínculo entre ellos.

La imaginación suministra el medio (o más bien, una apertura al medio) a través del cual la magia produce sus resultados. La imaginación personal parece diluirse sin fisuras en la luz astral, el amplio universo mágico. El punto en que una se convierte en el otro es imposible de establecer con claridad. Un objeto que comienza como un constructo puramente interno –creado y mantenido por la imaginación del mago, impulsado por el poder de la emoción– puede salir a la luz astral y conseguir una vida independiente de su creador. Puede recoger o convertirse en un recipiente de poder mágico, y actuar de vuelta sobre su creador (o sobre otros) en formas que serían para él imposibles de producir mediante su sola imaginación. Inversamente, seres y poderes que operan en niveles que el mago todavía no puede percibir, pueden hacérsele cognoscibles a través de su imaginación receptiva, abriendo su conciencia a nuevos planos de experiencia.

Los símbolos usados en la magia son formas que, al crearse en la imaginación, tienden a recoger tipos específicos de poder desde la luz astral, tipos limitados por la intención del mago. La forma del recipiente, en efecto, determina que puede ponerse dentro de él. Las formas rígidamente geométricas más simples (como el pentagrama y el hexagrama) dirigen fuerzas relativamente puras y fundamentales; los símbolos complejos –por ejemplo, las formas de dioses– dirigen combinaciones de fuerzas proporcionalmente más complejas.

Cuando el mago proyecta la imagen de un símbolo en su espacio circundante, se crea un espacio mágico extendido en el cual la luz astral queda condicionada en conformidad con el símbolo. El área se vuelve más atractiva para los tipos de poder invocados, más confortable para los seres mágicos que tienen la naturaleza representada por el símbolo. El mundo de los poderes y el mundo del mago se interpenetran, haciendo posible la interacción.

(Una serie detallada de prácticas para desarrollar la imaginación y crear un espacio mágico con un propósito general puede encontrarse en mi artículo A Short Course in Scrying. Este ensayo pretende mostrar mediante ejemplos cómo usar esto en rituales formales.)

El sentimiento es la tercera pata del trípode, y la clave final del éxito en la magia. Para hacer que existan las condiciones que deseas, debes crear en ti mismo las sensaciones y sentimientos de que las cosas que has creado mediante tu imaginación son reales, y que el objetivo de la operación ya ha sido alcanzado. En el universo mágico, cuando tú te comportas con todo tu ser como si algo ya es real, se vuelve real. Este sentimiento de realidad es el desencadenante que hace que un símbolo pase de la imaginación a la luz astral.

Esta clave de la magia es sencilla de formular, pero en la práctica parece suponer la dificultad más grande para la mayoría de la gente. Las dudas intelectuales son usualmente las culpables –"Sé que esto es sólo mi imaginación"–, así como los miedos de diferentes tipos, p. ej., "¿y si esto me vuelve loco?". Ambas cosas deben ser eliminadas implacablemente de la consciencia del mago durante la operación. Una vez que el trabajo ha terminado completamente, puedes ser tan dubitativo o miedoso como quieras. Una cierta proporción de duda, o de examen crítico, es saludable y apropiada en ese momento. Pero durante el trabajo debes estar completamente focalizado en sentir (no en pensar) que lo que estás creando es real.

Algunos pueden considerar que esta idea de "creer en algo lo vuelve real" es en concreto una forma de autohipnosis, una forma de engañarse a uno mismo mediante la reducción de la capacidad de crítica. Un auténtico éxito al llevar a cabo el ritual aclarará este asunto. En cierto punto durante el trabajo se cruza un umbral. La fuerza de la invocación produce una respuesta que es más fuerte aún, desde algún sitio fuera de ti mismo. Los acontecimientos en tu espacio mágico adquieren vida por sí mismos, parcialmente independientes de tu voluntad. Y –lo más significativo– comienzan a manifestar una intensidad, riqueza y textura que te es completamente imposible producir mediante sólo tu imaginación, por mucho que sepas utilizarla. Cuando esto ha llegado a experimentarse, hasta las mentes más escépticas deben reconocer que los eventos eran "reales" en cierto sentido, aunque no en la misma forma de los acontecimientos mundanos.

Por lo tanto, para que la magia tenga éxito, la emoción debe lanzar un vínculo al universo mágico, la imaginación debe dirigirlo hacia el objetivo deseado, y el sentimiento debe afirmar la realidad de lo que se ha buscado. El éxito total no llegará en el primer intento; para algunas personas, ni en el cincuenta. Acondicionar la mente para una realización adecuada de estas prácticas lleva tiempo. Pero una vez que se consigue un primer éxito, se producen éxitos adicionales a intervalos más frecuentes.


© Benjamin Rowe


© de la traducción española Miguel AlgOl

1 comentario:

CLA dijo...

Excelente. La claridad y riqueza explicativa, dos razones poderosas para conocer mas del autor. ¿Habra textos disponibles de Rowe en español?, Saludos.